Los obreros que iban sobre el techo del tren que circulaba por la vía de Italia y Rivadavia fueron “barridos” por los cables del trolebús el 31 de agosto de 1955 a las 11.55. Los cables estaban a 70 centímetros por encima de los techos de los 25 coches atestados de gente, de modo que el descalabro fue tremendo.

Los vecinos vieron salir despedidos los cuerpos del techo de los vagones hacia ambos lados del tren, arrastrados por los cables hasta que éstos quedaron bajo la visera de uno de los vagones y se cortaron con estrepitoso chasquido. Murieron ocho jóvenes y hubo cientos de heridos que fueron atendidos en el Policlínico Ferroviario, en el hospital Padilla y en el hospital de Niños. Todo ocurrió en pocos segundos y el tren se detuvo una cuadra adelante entre gritos de dolor.

El tren había salido a las 11.10 desde Tafí Viejo y debía llegar a la estación del Bajo a las 11.42. Toda la gente había sido convocada por la CGT para la manifestación que se iba a hacer en la plaza Independencia en apoyo al presidente Juan Domingo Perón, ya que circulaban versiones de su renuncia.

Recuerdos fotográficos: 1966. El reparto de la medalla del sesquicentenario

Hubo además angustia por el peligro de los cables cortados, ya que los cables del trolebús transmitían corriente continua de 540 voltios. Pero un encargado de control de la planta alimentadora de trolebús advirtió a las 11.55 una intensa descarga que hacía alterar los amperímetros y sin saber qué pasaba cortó la corriente. Eso impidió que mucha gente se electrocutara. Igual la tragedia se había consumado.